lunes, 14 de septiembre de 2009

Es muy facil hacerse el pendejo

Estamos hoy a 4 meses del asesinato del Licenciado Rodrigo Rosenberg. Para algunos Guatemaltecos este evento cambio sus vidas.

Despues de un tiempo de andar queriendo poder salir a la calle sin preocuparse porque un grupo de patojos le pongan un revolver en la cabeza para robarle su celular y su cartera; o de poder dejar de pensar que algo le puede estar pasando a su familia mientras estan haciendo vueltas en la ciudad este suceso nos dio una esperanza. No por lo que el abogado haya dicho en el video, sino porque este le movio la conciencia y el corazon a mucho Guatemaltecos y muchos consiguieron el valor de salir a marchar en contra de la impunidad.

Yo desde un café en el centro de Seattle, Washington esperaba ansiosamente que alguno de los noticieros que puedo encontrar por internet me dijeran algo de lo que pasaba en las calles del centro de la ciudad de Guatemala desde el lunes en la tarde. Llamaba constantemente a mis conocidos ya que los noticieros, en su mayoria tuvieron a bien no darle importancia a las manifestaciones.

1000, 5000, 10.000 hasta llegar a poco mas de 25.000 guatemaltecos se reunieron espontaneamente en las calles en contra dela impunidad por parte del gobierno de Alvaro Colom. Al ver que no estaban solos y que el escandalo no era solamente un asesinato en la familia que saldria si mucho en los obituarios y en una nota departamental en Prensa Libre para ser olvidado la semana siguiente; sino en vez un video postmortem y la noticia de un asesinato que fue difundido en todos los medios, los guatemaltecos y guatematecas se pusieron los pantalones y salieron a exigirle cuentas a la justicia.

Recuerdo recibir correos, ver a un monton de mis contactos en facebook poner mensajes como "ahora si se acabo la impunidad", "estoy contigo Rodrigo Rosenberg". Me llegaban millones de cadenas, invitaciones a las marchas que se organizaron durante toda esa semana, cada dia hasta llegar a la gran marcha del domingo. En fin, llegue a ilusionarme y a pensar que ahora si. Nada que se acabo la impunidad, sino que ahora si los guatemaltecos iban a tener los huevos de hacer algo.

Mis temores empezaron conforme el numero de manifestantes empezo a bajar, hasta el punto que cuando llegue yo a Guatemala un mes mas tarde eramos apenas unos cuatrocientos manifestantes con pintas absolutamente desalentadas, me incluyo a mi misma. No es un gran misterio pero es esta misma actitud, esta facilidad con la que nos ahuevan ya sea por falta de participacion o por demasiada violencia y poca justicia. Y tampoco es una gran ciencia pero obviamente si seguimos a donde nos dirigimos, llegaremos a donde vamos. Y lo peor de todo es que esta direccion no se ve del todo alentadora.

Por el momento relajemonos, sigamos chupando con nuestros cuates hasta borrar nuestras memorias, hagamonos los de la vista gorda ante a corrupcion (talves un par de chelas ayude a tragar esto si usted es primerizo), leamonos nuestros periodicos como si fueran novelas de Miguel Angel Asturias si es que leemos o si es que sabemos quien es el, vayamonos de paseo al puerto con diez carros de guardespadas que al fin y al cabo hay maneras de hacerse el pendejo hasta que nos pase algo.