Causa y efecto en Guatemala

Ya estoy cansada y no aguanto ni un segundo más esta situación. No puedo tolerar ni un instante más la impotencia ante la impunidad que nuestro nuevo gobierno ha descaradamente alimentado y nosotros hemos cultivado.

No puedo dejar pasar desapercibidas las noticias de tres de mis seres más queridos en esta última semana: mi papa y mi tío que acaban de escapar por lo menos seis balas en el camino de regreso del trabajo y una de mis amigas más queridas que no solamente fue asaltada sino fisícamente atacada y esta en este momento esta en el hospital.

Hace algunos años podría haber dicho que fue una coincidencia, pura mala suerte que tuvieron ellos dos de encontrarse ante delicuentes de este calibre en una misma semana; pero no puedo decir eso cuando los numeros han subido enloquecidamente desde la toma de poder de nuestro actual presidente y su esposa y los castigos e investigaciones son minímos, sino inexistentes.

Pareciera como que si el gobierno que se supondría que tiene que gobernar, ejercer autoridad para poder guiar el país y hacer que la ley se cumpla no ha hecho mas que aflojar el cumplimiento de la misma. Despreocuparse, dejar a los guatemaltecos a merced de "la ley del monte" mientras se enriquecen con nuestros impuestos, le depositan medio millón de quetzales a la sobrina de la primera dama y se tratan de hacer los locos con programas populistas que no tienen ninguna solución sustentable a largo plazo, más que probablemente clavarnos cuatro año más de corrupción e impunidad.

Guatemala ya paso por mucho, no podemos seguir asi como si nada; aunque no tengamos muchas opciones y la realidad no sea alentadora.

Es cierto que los cuarenta años de guerra no los vivieron todos hasta el punto que muchos ladinos llegan a querer creer que nunca paso nada y todo fue una creación de personajes como Rigoberta Menchú. En otros casos pareciera que una amnesia colectiva nos hubiera dado, y duro y es esa misma actitud y esa falta de acciones que nos ha llevado a donde estamos hoy. No de balde estamos entre los más corruptos y violentos de América Latina, pero el problema no es estar en esa lista, sino vivir con eso, ser parte de los números y adaptarse a una realidad hostil en la que esto se vuelve comunmente aceptado y ya no sorprende.

Quisiera poder entender el mundo y la realidad de nuestro país, encontrar un punto en el que pudiera yo trabajar para empezar a curar la enfermedad que sufre Guatemala, tipo la acupuntura cultural que empezo Antanas Mockus en Bogotá hace algunos años y lograr que la gente se sensibilizara. Me tendría que meter profundamente en la vida de diversos sectores de la sociedad guatemalteca para entender el desarrollo moral de cada sector, de cada personaje e intentar hacerles ver valores como la vida y la justicia desde una perspectiva menos egoísta. Aunque no es simplemente justicia, sino una justicia conseguida respetando valores éticos universales como el respeto y la compasión.

Esto es pura causa y efecto. Parece comos si todo se estuviera viniendo encima de nosotros que no necesariamente hemos cultivado absolutamente todo lo que tenemos hoy. Tanto la impunidad como la violencia han sido continuamente alimetadas por todos y cada uno de nosotros guatemaltecos. Alimentadas con la enajenación de sectores enteros de la sociedad por discriminación racial, de clase ó genero, y con el silenciamientos de sucesos tan obvios como el genocidio. Hemos partido de un concepto de justicia bastante egoísta que no nos permite ver que no solo somos ladinos, pobres, ricos, indígenas, hombres ó mujeres sino que somos parte de algo más grande. Y lastimosamente tarde ó temprano todo lo que hacemos se nos regresa de alguna manera u otra.

Hemos permitido la desigualdas de oportunidades de educación y salud, la desigualdad antes la ley y poco a poco el crecimiento de la pobreza como es de esperar ha llevado a un desequilibrio social que trae consigo problemas como la violencia tanto doméstica como social. Pero es esa misma actitud que nos hace verlo como algo ajeno a nosotros, es la que ha permitido que estos problemas sigan creciendo y no se paren, además de permitir que dentro de nuestro propio gobierno se juegue con nosotros, con nuestro dinero y nuestra gente sin ninguna seriedad en lo absoluto.

Si tan solo tuvieramos unos valores más inclusivos y aprendieramos a descuartizar las culturas en las que crecemos para poder formular como individuos nuestros propios valores ético-morales, separandonos de aquellos que nos han llevado a donde estamos creo que podríamos generar un cambio.

Con esta última semana creo que puedo decir que he tenido un marcado cambio en mi mundo, mi manera de ver las cosas. No solamente me doy cuenta que lo que más quiero puede cambiar o desparecer de un momento para otro, sino que esta realidad condicionada es de todos los guatemaltecos. Ya no es el asalto en un barrio pobre y alejado de mi familia y de mi casa, sino que la violencia nos esta tocando las puertas a todos. Espero que al poderle poner caras y nombres a por lo menos uno ó dos de los miles de víctimas de asaltos, secuestros y asesinatos podamos ver lo que dice mi proverbio chino favorito "si seguimos por donde vamos, llegaremos a donde nos dirigimos" y espero que donde estemos ahorita no sea nuestro destino final porque tenemos el poder de causar distintos efectos.