lunes, 15 de octubre de 2007

La compasión: ¿un bien con demanda inélastica?


¿La compasión es racional? He estado leyendo acerca de la psicología evolutiva y no encuentro una cita específica que diga que la compasión es racional. De todas maneras la psicología evolutiva es sólo uno de varios acercamientos al comportamiento humano, pero en vez de eso encontré lo siguiente: “Llamamos compasión a la capacidad de sentirnos próximos al dolor de los demás y la voluntad de aliviar sus penas… La compasión es el deseo de que los demás estén libres de sufrimiento.“ (Dalai Lama) Aquí no estamos hablando de comportamientos instrumentales, es decir acciones calculadas para lograr un efecto de beneficio personal, sino beneficio para otros, cosa insólita para quienes utilizan la metáfora y el modelo del mercado para explicar cualquier comportamiento humano.

¿Por qué mis acciones no son racionales? Una acción racional es aquella en la que se analizan los medios de los que se dispone para alcanzar fines propuestos de la mejor manera posible. Prejuzgar como irracionales acciones que se desconocen es irracional. En este sentido, este evento no fue organizado de la noche a la mañana. Es parte de un movimiento mundial coordinado a través de la Internet y con presencia en los medios masivos de información desde el año pasado, empezando con la emisión del documental del americano Ricco Barry y su esposa en la BBC en el 2006 y, previo a esto, una página de Internet: http://savejapandolphins.org/ , sin fin de blogs e inclusive facebook, además de ser divulgado por organizaciones como la Humane Society International, Greenpeace, etc.

Localmente, el evento se planificó de manera que la información llegara a más gente, se informara, nos apoyara y no juzgara sin conocer lo que estábamos haciendo. La presencia de la gente y los medios de comunicación estaba encaminada a hacerle presión al cuerpo diplomático japonés. Así, se contactaron periódicos, revistas, radios, organizaciones y cuerpos estudiantiles para invitar a escribir cartas y participar en la manifestación, lo mismo que a enterarse del tema. Facultades como la de veterinaria y el CEMA en la USAC y biología en la Universidad del Valle hablaron del tema en sus clases, se llego inclusive a hablar de esto en algunos colegios y finalmente se logró convocar a más de sesenta personas el martes 25 de septiembre, documentado por dos noticieros, dos radios y una prensa escrita. Entregar una carta al embajador le da a la manifestación un tono más serio ante el gobierno japonés. Entregarle una canasta con más de 500 delfines en origami hechos por niños del Interamericano muestra un compromiso con evitarle el sufrimiento a los seres sintientes que te podría servir de ejemplo.

Gracias por enviarme las explicaciones de la economía en tiempos de guerra, yo ya había oído acerca de la falacia de la ventana rota de Bastiat, pero escuchar esto me ayudo a poner en perspectiva el caso de los Estados Unidos. Bastiat habla de los gastos a los cuales el dueño del establecimiento tiene que incurrir al tener que gastar el dinero previsto para un “suéter” en la reparación de su ventana rota; lo cual entiendo y estoy absolutamente de acuerdo. El llegar y arruinar el timbre de mi casa le dará trabajo a un electricista, al vendedor de la tienda, al que cuida la tienda, al del bus que toma el electricista para irlo a instalar etc..., pero para mi eso significará no poder ir al cine con mi mejor amiga y tener que apretarme el cinturón durante una semana. Pero, por el contrario, si yo soy la dueña de una cristalería y la ventana de mi vecino que vende chocolates se rompe por la razón que sea, y por supuesto yo soy la única cristalería en el área, eso va a representar entradas de dinero que de ninguna manera me están privando de otros bienes o actividades.

El punto aquí es que la industria militar de guerra gringa no está destruyendo la capacidad industrial instalada de los USA (a ellos no les importa que daños causa en Irak) y si está generando empleo y riqueza para los capitalistas que invierten en tal empeño. El sólo hecho de producir misiles sin usarlos ya es una actividad productiva que genera riqueza. Los recursos podrían ser mejor invertidos, pero eso es harina de otro costal y ese costal está siendo debatido en este momento en que para los USA la guerra sólo trae de vuelta jóvenes en cajas de aluminio, sin mencionar los cientos de miles de iraquíes muertos.

Oponerse al desarrollo de una bomba “antipersonal”, la bomba diseñada para que los heridos se conviertan en una pesada carga dejando heridas dolorosas y permanentes pero no matando puede ser un gran negocio que promueva el desarrollo económico pero ciertamente, al igual que con la cacería de los delfines, es otra causa a la cual me opondré.

Adjunto te mando toda la información que se estuvo pasando por medio de facebook, además de websites del evento: http://www.facebook.com/group.php?gid=2343030965
http://www.facebook.com/s.php?q=taiji+dolphins&init=q
http://apps.facebook.com/causes/view_cause/15624
http://www.facebook.com/group.php?gid=2245440826
http://www.facebook.com/group.php?gid=2211889722http://www.earthisland.org/news/new_news.cfm?newsID=903
http://www.bluevoice.org/

lunes, 8 de octubre de 2007

Continuo salvandólos


Mil gracias por tomarte tu tiempo en contestar algo fundamentado, de todas maneras siempre queda espacio para aclaraciones y preguntas de ambas partes.

Comenzando por el hecho que definitivamente la compasión no es racional, no pretendo hacerle creer a nadie que mis motivaciones sean racionales ya que no es más que compasión lo que me ha llevado a analizar estos casos y por supuesto como tu ya lo dijiste el bien intrínseco de la satisfacción de no quedarme de brazos cruzados ante algo que a mi opinión es inhumano. Pero son entonces las acciones las que considero racionales ya que nosotros activistas, pensamos y coordinamos bien las maneras de expresarnos y ser escuchados este pasado 25 de septiembre.

Es cierto que lo animales no poseen derechos constitucionales aquí en Guatemala. Nosotros, en la tradición occidental, como tu bien lo mencionaste, nos hemos atribuido el derecho universal sobre las otras especies, dada nuestra posición como seres racionales y por supuesto privilegiada anatomía que nos han permitido desarrollarnos tecnológicamente dándonos una superioridad sobre los otros seres. Pero por esto mismo somos responsables de administrar los recursos a nuestra disposición. Prefiero pensar que no estamos en la punta de la pirámide, dominando todas las especies, sino que somos parte de la red de la vida. Bastante cliché, pero no por eso debo dejar de recalcarlo.

¿Esta bien matar a un ratón? La verdad no creo que este bien matar a ningún animal, pero lastimosamente necesitamos sacrificar otras especies para sobrevivir nosotros, en el caso de ratas y ratones debemos tomar medidas drásticas para evitar enfermedades virales transmitidas por estos animales. De todas maneras la mayoría de métodos utilizados para matarlos causan gran sufrimiento a estos animales. Es cierto que los delfines no son animales que representen una amenaza para nuestra especie, pero no por esto los estoy defendiendo. Puede que este alucinando, pero no recuerdo haber dicho que no sienta compasión por los ratones o por el contrario que sea ternura lo que siento por un delfín y alfalfa lo que quiero que coma el mundo entero para matar más delfines que ratones. Y si se trata de poner las cosas en perspectiva, el ganado en el mundo causa más contaminación de CO2 que el transporte automotor. Comer granos si resultaría en un doble beneficio.

Es muy importante antes de seguir respondiendo a los comentarios, aclarar para los que no se enteraron del trasfondo del movimiento “Japan Dolphin Day”, por que se estaba haciendo lo que se hizo. Las leyes japonesas desde hace varios años prohibieron la venta de carne de delfín dado que la misma contiene altos niveles de mercurio que pueden causar serios daños a la salud de la gente, aún así se continuo con esta práctica y la carne se vende sin ninguna etiqueta en supermercados y se le da a los niños en las escuelas. Todo esto debería de importarle a la gente que vela por el bienestar de la propia gente y por supuesto la manera de llevar a cabo esta caza a personas con sentido de compasión desarrollado por los animales nos hace movilizarnos para pedir que se fomente el cumplimiento de la ley ya existente.

¿Dije en algún momento que quería que se le dieran derechos a los animales? Lo único que busco y sueño es que la gente sienta compasión por ellos y evite las prácticas que les cause sufrimiento y contribuya con el desequilibrio ambiental. Al atribuirnos derechos sobre otras especies estamos metiéndonos en un juego con reglas que nosotros mismos desconocemos.

Los comentarios acerca del desarrollo económico causado por la guerra no se tratan de una creencia popular sino de un hecho concreto; no en vano los Estados Unidos es el principal productor y traficante de armas del mundo y la industria de guerra ayuda a la economía particularmente cuando hay recesión.

Es fácil entender que el desarrollo sea simplemente un incremento en el consumo o en la capacidad de consumo, porque necesariamente tendría que incluirse los intangibles y los inconmensurables que los economistas a puro tubo quieren medir. Es decir: lo que esta más allá de la razón, lo que tiene valor pero no precio.

¿Por qué salvo delfines ?



Si no fuera por dos buenos amigos, defensores del libre mercado, nunca me hubiera dado cuenta de lo desconsiderada que he sido al querer hacer algo por salvar delfines. Por ellos me enteré que participar en un movimiento mundial contra la caza de cetáceos presionando simultáneamente a más de 44 embajadas y consulados japoneses para pedir el fin de esta cruel caza, es nada menos que oponerse al desarrollo económico mundial. Abogar por la protección de los delfines disminuye la productividad de este país asiático y es evidentemente innecesario.
Habiendo aprendido esto es posible comenzar a observar de una manera distinta el mundo y me di cuenta de que los seres humano con frecuencia actuamos en contra de nuestros propios intereses. Así, al participar en campañas para defender sectores desvalidos, regular la utilización de recursos naturales o hacer respetar los derechos humanos, entre otras cosas, se pone en juego algo muy importante, la productividad de nuestras comunidades.
Gracias a mis amigos ahora veo el trabajo infantil como un buen ejemplo para ver el impacto negativo que el intentar regular las actividades económicas de una comunidad puede traer. Al acabar con el trabajo infantil se disminuye la fuerza de trabajo, particularmente una muy barata y, con ello, aumenta el costo de la misma. Un fenómeno parecido ocurre con la creciente participación de las mujeres en el mercado de trabajo. Al darle la posibilidad a las mujeres de ver mas allá de los deberes del hogar se esta acabando con el eterno subsidio de mano de obra no remunerada que como amas de casa y madres las mujeres brindan para reproducir la fuerza de trabajo.
Por otro lado, también los acertados comentarios de mis amigos me han permitido ver como cómo se favorecían las industrias que operaban en los campos de concentración alemanes durante la segunda guerra mundial en donde no había que pagar mano de obra lo que definitivamente favorecía la producción. Al terminar la guerra y liberarse los campos de trabajo Alemania se perdió esta situación de mano de obra barata que tanto favorecía el desarrollo económico.
Más allá de la ironía, este último ejemplo, aunque un tanto extremo me llevó a recordar el hecho de que los mercados no son entes independientes de las comunidades, sino que son partes de las comunidades y en sí son comunidades; por lo que reflejan los valores, creencias, ideas y preferencias de las mismas. Nosotros somos individuos en una comunidad, por lo tanto nuestros valores e ideas deberían ser reflejados en nuestros mercados.
Le doy las gracias a estos dos compañeros, porque es por ellos que ahora estoy más segura de lo que hago y porque lo estoy haciendo. Es decir, no pertenezco a la comunidad que piensa que los seres humanos sólo hacemos decisiones racionales para optimizar nuestro bienestar, sino que actuamos a partir de valores que le dan sentido a nuestras vidas con objetivos que no pueden estar sujeto a cálculos tan miopes y egocéntricos. Para muchos, la vida tiene sentido en función de la solidaridad con los otros seres sintientes para evitarles el sufrimiento y asegurar su felicidad.
Las comunidades que participan en el mercado tienen sus valores, quienes compartimos valores de respeto hacia nuestro entorno y lo seres que lo comparten con nosotros, en este caso los delfines, votamos con nuestro dinero y nos expresamos para que se reflejen estos valores. La destrucción causada por el huracán Stan generó crecimiento económico porque hubo que haber gasto en carreteras, puentes, albergues, etc… Solo el crecimiento de la economía no es bueno, tiene que haber un criterio para escoger entre una actividad económica como la industria militar de guerra, funerarias, teatros ó universidades.

La responsabilidad del mercado y la comunidad: desaparición de los bienes comunes y el mercado

¿Sabía usted que el agua embotellada en Guatemala cuesta aproximadamente 30,0000 veces más que la misma cantidad de agua proveniente del grifo? Increíble, ¿O no? Compruébelo usted: en Panajachel 15,000 litros de agua entubada valen únicamente 5 quetzales, mientras 1 botella salvavidas de 600 ml oscila entre los 4 y 5 quetzales. Hasta hace algunas décadas nuestros abuelos podían tomar agua de una fuente, de un río o un lago en condiciones relativamente higiénicas y sin tener que cuidarse de la contaminación que hoy prevalece en muchos de estos lugares.
Pero, ¿Por qué se privatiza y embotella el agua? La respuesta suele ser que así se asegura al consumidor las condiciones higiénicas al pasar por un control sanitario. Al menos esa es la razón por la que muchas veces yo he comprado una botella de agua.
Pero pecamos de inocentes si pensamos que los fines de un propietario van de la mano con los intereses y valores de la comunidad, más aún cuando se trata de la conservación del medio ambiente. De otra parte, pareciera que el agua como bien común no ha sido debidamente cuidada. Algunos inclusive dirían que esto ilustra “la tragedia del común” o sea una parábola que ilustra por qué los recursos comunes son usados más de lo deseado, porque supuestamente no se le está cobrando al individuo por el uso del recurso. Veamos.
El agua es vital para la vida pero su relación con el mercado va en contravía de esta observación elemental. De acuerdo con un estudio científico del Consejo Para la Defensa de los Recursos Naturales (NRDC por sus siglas en inglés) de EEUU hace algunos años, “el agua embotellada que se vende en los Estados Unidos no es necesariamente más limpia ni más segura para beber que la mayoría de las aguas que salen de los grifos” (Agua Embotellada: Pura o Puro Cuento? http://www.nrdc.org/water/drinking/nbw_sp.asp).
El propietario de un terreno donde hay agua o por donde ésta pasa, puede usar este recurso y dejarlo inservible para el consumo humano trasladando el costo de purificar el agua a terceros, es decir, creando externalidades. La tragedia del común no tiene tanto que ver con que el beneficio individual deteriore el bienestar colectivo sino con la desaparición de una comunidad de valores que regule el uso del bien común, del agua, sin tener que contar con contratos, leyes y sanciones. La existencia de una comunidad que cuida sus recursos y que ve con malos ojos que alguien contamine el agua, suele ser un poderoso agente regulador.
La comunidad hecha de personas que comparten esos valores no necesariamente está en una localidad sino que pueden ser una comunidad imaginada que vela por los recursos naturales, por los bienes comunes. A ella pueden pertenecer empresarios, campesinos, asociaciones de todo tipo que inclusive tienen miembros en otras partes del mundo y velan por los mismos intereses.
Este es el caso de quienes luchan porque el atún que se pesque no conlleve el sacrificio de delfines, comunidad que ha tenido bastante éxito en el mercado y que inclusive a llevado a que algunas marcas de atún se posicionen en el mercado precisamente por ser amables con los delfines. Este bien común, el agua y los delfines, hoy se vuelve crítico con el voto de Guatemala en la cumbre ballenera internacional que se llevará a cabo en Alaska a finales de mayo del presente año 2007, en la que el voto de Guatemala puede determinar el fin o la continuidad de la moratoria en la caza de ballenas.
Una vez más, el interés de los empresarios no coincide con el bienestar de la comunidad. Permitir la caza de las ballenas nos llevará a la insensatez del agua embotellada que cuesta 30000 veces más que el agua del común. El bien común es de todos, por lo que los valores de las comunidades deben de ser tomados en cuenta cuando se hace uso de los mismos con distintos fines. Los mercados no son entes independientes de las comunidades, los mercados son partes de muchas comunidades y en sí son comunidades. Los individuos son parte de comunidades y reflejan sus valores, creencias, ideas, y claro sus preferencias. Seamos nosotros individuos, parte de la comunidad que mira hacia un futuro en el que dejemos de herencia un entorno rico.

Este artículo se escribió para ser publicado en la revista electrónica de la Universidad Francisco Marroquin, econews, pero su contenido no llamo la atención de los editores.